Al parecer esta abuelita no hace más que dar cariño y andar diciendo mentiritas. Su casa podría ser una pequeña farmacia porque, aunque el doctor diga que esta más sana que un bebé, a ella siempre le duele todo.
Además, como su cumpleaños número 80 no tuvo un pastel tan increíble como este, decidió que los cumpliría de nuevo, pero ahora sí, celebrándolos como se debe.
¡Felices 80..... y uno!